Sistema de Estudios de Posgrado: un sello de calidad, pertinencia e impacto
Por: Dra. María Pérez Yglesias
El debate sobre el posgrado inicia con la Universidad misma y se concreta ya en el I Congreso Universitario (1946), cuando Abelardo Bonilla plantea la necesidad de implementar estudios posgraduados. La controversia de si el posgrado debe pertenecer exclusivamente a las unidades académicas o a una Escuela de Graduados atraviesa estos 70 años de historia universitaria. En el II Congreso (1966) se decide abrir la opción con posgrados adscritos a unidades académicas y, ya en el III Congreso (1971-72), se propone organizar un SISTEMA, una red de redes que permita la interrelación ágil y efectiva entre los posgrados, con el grado (Escuelas y Facultades), la investigación (Centros e Institutos) e instituciones nacionales o extranjeras, como espacios de colaboración y posibilidad de respuesta efectiva a las necesidades y demandas sociales.
El Sistema de Estudios de Posgrado (SEP) inicia sus actividades en 1975 con tres programas en marcha: Microbiología, Filosofía y Ciencias Agrícolas y uno novedoso: Química. Se concibe como profundización de conocimientos, adscrito a la Vicerrectoría de Investigación.
La universidad protege al grado, al compartir sus recursos humanos, de equipo e infraestructura y no permitir plazas de posgrado en propiedad. En las Comisiones se integra al Director de Escuela o Decano de Facultad y la relación con las unidades de investigación se considera prioritaria.
Esta decisión de forjar un sistema en lugar de una facultad de posgrado independiente o de posgrados adscritos a Escuelas o Facultades sin relación entre sí, tiene indiscutibles consecuencias en el desarrollo institucional.
En una primera etapa consolidamos las maestrías académicas o científicas de base disciplinaria con la única excepción del doctorado en Filosofía que se cierra durante un largo período. Ya a mediados de los ochenta abrimos la opción de las especialidades, tanto en Derecho como en Medicina y, más tarde, en Microbiología y Física. Fortalecemos la relación de trabajo con otras instituciones públicas –como la Caja Costarricense de Seguro Social y el Sistema Judicial- y consolidamos la relación con Centros e Institutos de Investigación.
En los años noventa abrimos las maestrías profesionales con investigación práctico aplicada y posibilitamos otras formas de financiamiento (programas con financiamiento externo o complementario), que permitan la sostenibilidad de un sistema. La nueva modalidad de financiamiento viene acompañada de un Fondo de Becas, la obligatoriedad de los programas de destinar un veinte por ciento de sus recursos a ese rubro y la creación de un fondo solidario y redistributivo en la Decanatura (Fondo 170).
Con la consolidación del Comité Director del Sistema de Carreras Regionales del CSUCA trabajamos en la evaluación y acreditación de posgrados regionales. En el SEP- UCR acreditamos, en distintos momentos, los doctorados en Educación y Desarrollo Agrícola Tropical Sostenible y las Maestrías en Ciencias Agroalimentarias, Geografía, Geología, Estudios de la Mujer, Estudios Interdisciplinarios en Discapacidad, Ciencias Biomédicas, Sociología, Biología, Química, Ciencias Políticas, Historia, Microbiología, Administración Pública, Gerontología, Administración Universitaria, Ciencias de Alimentos... Al mismo tiempo formamos la Comisión de responsables de posgrado en CONARE, que también actúa como ente acreditador. Ambos organismos reevalúan cada cinco años.
En los noventa creamos Regiones bajo Riego y Desarrollo Sostenible, en las sedes regionales de Guanacaste y San Ramón, y desconcentramos otros posgrados, de acuerdo con las necesidades de cada zona como Administración Educativa, Planificación Curricular, Literatura, Administración de Negocios, Computación e Informática, Salud Pública...
Continuamos con nuestro proyecto de enviar profesores a realizar estudios en el exterior y reforzamos los mecanismos de intercambio y cooperación con instancias gubernamentales y organismos internacionales cooperantes. Impulsamos las nuevas tecnologías, la informática y el conocimiento de otras lenguas como herramientas básicas, multiplicamos los cursos especiales de posgrado como refuerzo a la educación permanente y le aseguramos a los graduados el re-empadronamiento en el Sistema. Además, logramos el reconocimiento del posgrado en el Servicio Civil de Costa Rica.
La relación con el sector privado productivo coincide con la apertura de Maestrías Profesionales y su investigación práctico aplicada. También consolidamos la investigación clínica, epidemiológica, de casos, comparativa, en las especialidades.
En los últimos años de los noventa y principios del 2000 ponderamos la especialización dentro de las disciplinas mismas (énfasis) e impulsamos la apertura de posgrados de por sí interdisciplinarios: Telemática, Ciencias Cognoscitivas, Estudios de la Mujer, Violencia Intrafamiliar, Gerontología, Estudios Interdisciplinarios sobre Discapacidad y en Adolescencia y Juventud, Prevención del riesgo y mitigación de desastres, Diplomacia, Paisajismo, Gestión Ambiental y Ecoturismo, Derechos de la Niñez...
En el período 1996-2004 convertimos la comunicación en un eje fundamental. Los documentales semanales SEP-Milenio, los programas de radio, las publicaciones de investigación en la prensa, los suplementos de graduación, las discusiones en la asamblea de directores y implementación de una línea gráfica con base en murales nacionales como forjadora de imagen apoyan el desafío.
Fortalecemos la cultura de una autoevaluación y evaluación permanente y forjamos doctorados con una lógica integradora, transdisciplinaria y de investigación de alto nivel.
Igual que con el planteamiento original de las Humanidades, los doctorados responden a criterios integrales: la historia y la filosofía como proceso y como pensamiento, la educación como estrategia, el Desarrollo Agrícola Tropical Sostenible para responder a las necesidades de producción y Gobierno y Políticas Públicas. Los doctorados en Ciencias y en Estudios de la Sociedad y la Cultura buscan responder a las Ciencias Básicas y de la Salud y a las áreas de Artes y Letras y Ciencias Sociales. El pensar los doctorados como conjunto nos permite aprovechar al máximo los recursos humanos y de infraestructura y la masa crítica y pondera el intercambio y la colaboración mediante pasantías mínimas en el exterior.
En la oficina coordinadora trabajamos bajo el criterio de eficiencia administrativa y planificación, con la meta de resolver problemas y gestionar sueños, fortalecer la identidad y el sentido de pertenencia. Trabajamos con el objetivo de investigar y transferir el conocimiento, de fortalecer la excelencia, la capacidad crítica, la calidad, la pertinencia, la equidad, la ética y el compromiso. Consideramos siempre que el posgrado tendría que responder a las tres actividades sustantivas de la institución –investigación, docencia y acción social- y que el conocimiento debía estar acompañado del placer, es decir, del desarrollo de una inteligencia afectiva y solidaria donde la competencia cediera su lugar al complemento y a la colaboración.